Además de beneficios como la liberación de energía, la integración de las habilidades sensoriales, el desarrollo motor y la exploración del mundo, jugar permite a los pequeños desarrollarse cognitiva, social y personalmente. Nuestro Juegos para parques de cuerdas y redes HUCK gracias a su diseño favorecen la trepa, equilibrio, sociabilización del niño.
Desarrollo cognitivo
A través del juego libre se producen una serie de cambios en nuestro cerebro ya que se modifica su composición y estructura. Esto favorece la memorización de conceptos, el pensamiento reflexivo, la atención y el autocontrol.
Desarrollo lingüístico
El juego libre también favorece el desarrollo lingüístico. Los niños crean situaciones cuando juegan que permiten el uso de expresiones, palabras y estructuras nuevas además de reforzar vocabulario ya aprendido.
Al jugar con niños de distintas edades y entornos, se benefician de una diversidad y exposición mayor del lenguaje. Durante el juego simbólico, al recrear diferentes situaciones, los niños adaptan su lenguaje, entonación y forma de expresarse para ajustarse al contexto creado.
Desarrollo del pensamiento lógico-matemático
A través del juego son capaces de explorar y experimentar con el espacio, magnitudes, números…por sí solos.
Sin ser conscientes de ello, están aprendiendo conteo, a comparar magnitudes, a reconocer formas geométricas o a desafiar las leyes de la gravedad.
Toma de decisiones y autonomía.
El juego libre permite a los niños resolver problemas de manera activa sin la intervención del adulto. Cuando están solos, los niños se enfrentan a las adversidades que se le presentan y que deben solucionar por sí mismos. De esta forma, mediante el juego aprenden a explorar, resolver problemas, relacionarse con los demás, respetar normas y tomar sus propias decisiones.
Además, debido a que actúan por sí mismos, este tipo de juego fomenta la autonomía.
Habilidades sociales y regulación emocional
El juego libre fomenta que los niños se relacionen entre sí desarrollando la competencia social y aprendiendo a gestionar sus emociones sin la intervención del adulto.
Al jugar con otros niños deben comunicarse con ellos, planificar y organizarse permitiendo que se conozcan mejor a sí mismos y aprendan a tener el control de sus emociones.
Además, se desarrollan competencias interpersonales como la empatía, la negociación, el compañerismo, la aceptación de diferencias y resolución de conflictos. Todo esto les ayuda a tolerar la frustración si no consiguen lo que quieren o imaginan y a fomentar su resiliencia. También, ayuda a los niños a crear vínculos y amistades.
Potencia la creatividad
Mediante el juego el niño es libre, autodirige su propia actividad y es espontáneo. Esta combinación perfecta permite que pueda acceder a su parte más imaginativa. Cuando el niño tiene posibilidad de elegir por sí mismo sus juegos pone a funcionar al máximo su imaginación, sin reglas preconcebidas.