Juegos infantiles para todos
Cuando en los colegios hablamos de juegos inclusivos muchas veces solo pensamos en niños con discapacidad física o intelectual, pero el concepto inclusivo abarca mucho más.
Ya pudimos comprobar en el artículo Ratios de juego por m2 (enlace) cómo se gestionan actualmente las superficies destinadas al juego en los patios de colegio. Comprobamos cómo la ratio de juego de los deportes más populares, fútbol y baloncesto, es de unos 20 m2/alumno/a, mientras que en un juego de trepa la ratio baja a 2 m2. Llegábamos a la conclusión de que con este tipo de juegos conseguimos que jueguen más niños en menos espacio. En este artículo queremos poner el valor la facultad que tiene estos juegos para fomentar la inclusión y el juego colaborativo.
Si nos hacemos un mapa espacial de la mayoría de las zonas de juego de los patios de colegio, vemos que las partes centrales y las que más espacio ocupan son las dedicadas a pistas deportivas (fútbol y baloncesto). Esta jerarquización del patio ha ido generando ciertas discriminaciones para algunos alumnos/as, y si bien no se trata de erradicar estos deportes, sí que entendemos que hay maneras diferentes de disfrutar del patio sin que estas sean las únicas opciones de entretenimiento.
En ocasiones, muchos niños y niñas se sienten excluidos, no pueden jugar, bien porque no hay espacio, porque son más pequeños que aquellos que ocupan la pista, por miedo a llevarse un balonazo o un empujón, o por una cuestión de género, ya que el fútbol es un deporte con el que se identifican más los niños que las niñas.
Proponemos crear unas zonas de inclusión, en la que niños y niñas jueguen por igual, zonas de juegos no competitivos en las que nadie reserve el lugar, en la que toda diversidad de alumnos tenga la oportunidad de divertirse, una zona en la que no se exija un nivel para jugar, que nadie se sienta excluido si no pertenece a un equipo, en definitiva, un espacio en el que quepan todos.
No se trata de desmantelar pistas deportivas, se trata de aprovechar el espacio y mejorar las zonas de juego de los patios.
Cuando la mayor parte del espacio es ocupado por pistas deportivas, dejamos espacios en los laterales y en los rincones donde para que jueguen el resto. Se generan espacios muy limitados para practicar cualquier deporte o actividad física, además de que supone una marginación en cuanto al espacio que pueden utilizar, les priva de hacer un ejercicio físico que es beneficioso para ellos.
Los juegos que proponemos en el artículo «Huck en los colegios» son para todos, niñas y niños, con discapacidad y sin ella, mayores o pequeños. Están pensados para que salten, jueguen, imaginen y, además, mejoren su psicomotricidad y la interacción con sus compañeros, sin importar su sexo o su edad.
Los niños estarán jugando bajo los máximos estándares de calidad y seguridad, estarán más activos y socializarán más. Aquí no hay niveles ni competiciones, no hay exclusión. Cada uno juega cuando quiere, se ejercita a su ritmo y a su nivel, no debe esperar a que suene un silbato para empezar, no hay ganadores ni perdedores, solo niños y niñas jugando y divirtiéndose. Los límites se los ponen ellos mismos.
El tobogán Tri-course dispone de redes, cuerdas y toboganes, un juego versátil para diferentes edades
Desde el punto de vista de los colegios, el uso de estas instalaciones supone un beneficio no solo por el mejor aprovechamiento de la superficie de que dispone, sino que se evitan disputas por el espacio o enfrentamientos y roces propios de algunos deportes de competición.
Estas construcciones permiten también dinamizar las clases de educación física, como ya hacen muchos colegios, organizando circuitos y juegos dirigidos, enseñando a los niños diferentes maneras de usarlos. Incluir un deporte como la escalada, beneficia la salud cardiovascular y es un complemento excelente para las clases de educación física.
Carlos Domingo